El packaging es un elemento de preservación y de comunicación a partes iguales. Además, en los próximos años evolucionará hasta convertirse en una parte activa del proceso de compra, en la que nos informará incluso del estado del producto alimenticio que contiene. La pregunta es, ¿cuándo llegarán ese tipo de envases a los usuarios corrientes?
En unos casos el alto coste asociado a este tipo de materiales inteligentes y, en otros casos, una reticencia por parte de las empresas a implementar cambios organizativos en su producción, hacen que su consolidación todavía quede algo lejos. Pero el packaging resulta un elemento muy importante desde un punto de vista comercial. Como se ha comentado anteriormente, preserva, transporta, llama la atención del consumidor e informa a partes iguales. Es, por lo tanto, uno de los aspectos comerciales que en los próximos años tenderá a evolucionar de forma más veloz. Los datos así lo demuestran. Y es que el 33% de las decisiones de compra de los consumidores se hace en base al diseño del packaging. Según su color, forma u originalidad. De la misma manera, y para contrastar la importancia del diseño del envase y de otros aspectos como el naming, el 74% de los jóvenes comparte online en las redes sociales aquellos packagings que les parecen originales.
Por eso, en las ferias de tecnología orientadas al packaging se postulan algunas de las características de los envases del futuro. Siendo algunos de ellos ya una auténtica realidad. Algunas de esas características son las siguientes:
- Sostenibilidad: no es ningún secreto que por muy bonito o funcional que sea el diseño de un packaging, el final de la cadena es siempre el mismo: el envase es un residuo más. De hecho, de media cada persona genera 2 kilos de residuos vinculados con el envase de productos al final del día. Por eso la sostenibilidad se ha vuelto un elemento imprescindible dentro del desarrollo técnico de la creación de envases. En la actualidad, existen materiales biodegradables que facilitan su descomposición con el paso del tiempo, sin dañar al medioambiente.
- Activos: el packaging también puede ser activo si el material con el que se desarrolla lleva incorporada una protección química que permita preservar a los alimentos durante más tiempo. Lo que consiguen es ralentizar la respiración de los alimentos para que no se deterioren de una forma prematura. El inconveniente es que el coste de este tipo de materiales es un 50% más alto que el de otro tipo de productos.
- Inteligentes: el último paso en la evolución del diseño de productos y de packaging es el de la inteligencia. Es decir, la capacidad de comunicación con el usuario. Como por ejemplo, informándole del estado de putrefacción en el que se encuentra un producto mediante el cambio de color de una barra lateral que se coloca en el exterior del envase. En función del nivel de ácido acético que el alimento contenga en su interior, se determinará el color de la banda. Si es verde es apto para el consumo, si es naranja urge su consumo y si es rojo, no es válido para el cuerpo humano.
El estudio de productos y materiales sigue avanzando a pasos agigantados y ese hecho provoca la evolución misma del diseño de packaging, que en los próximos años seguirá aumentando su valor tanto en funcionalidad, originalidad y domótica, gracias al denominado Internet de las cosas.