Una empresa siempre nace con un proyecto cuidadosamente premeditado, cuyo origen se ubica en un plan estratégico que le permita alcanzar el éxito. Y para alcanzar este fin, es fundamental saber construir un sólido brand equity o valor de marca, que quede sujeto por fuertes pilares. Y no nos referimos a una estructura fabricada en base de hormigón, sino de aquellos pilares fabricados con otros materiales abstractos, ya consolidados en el mundo del branding: los activos de marca, el rebranding y identidad corporativa.
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¿Por qué el valor de marca es fundamental?
Las empresas surgen para crear marcas y vender sus productos a través de ellas. No obstante, lo que el Brand Equity aporta es un vínculo entre los productos o servicios ofrecidos (a través de la marca) y los clientes, creando de esta manera un lazo estrecho entre marca y consumidor que permita una cierta fidelización. Pero este abstracto concepto de valor de marca va más allá, y se nutre de otros ingredientes, como los activos de marca, el rebranding y la identidad corporativa.
El componente emocional en las marcas puede jugar un rol primario en esa carrera del branding corporativo. Así, el valor de marca abarca todos aquellos aspectos relacionados con los valores intangibles, que al fin y al cabo, representa la percepción que el cliente tiene de la marca y que repercute directamente en sus inclinaciones finales a la hora de decantarse por un producto u otro.
Los 3 ingredientes básicos del valor de marca
Las corporaciones están cimentadas por los activos de marca, que son los elementos propios. Es decir, el conjunto de soportes que les pertenece y mediante los cuales, las empresas pueden explotar un sinfín de posibilidades que contribuyan a realzar el valor de marca. Sin ir más lejos, a través de sus edificios o de sus propias páginas web, las empresas pueden comunicar y contribuir a la construcción de un capital de marca.
Otro de los ingredientes del valor de marca es el rebranding, que compila todas aquellas estrategias encaminadas a cambiar la percepción del cliente hacia una marca determinada. Un buen ejemplo de rebranding es el efectuado por Apple, que ha visto como su logo pasaba de ser una manzana colorida a una totalmente plateada, para cambiar la percepción de los clientes y transmitir otros valores que encajen con su marca, en este caso más relacionados con la seriedad y la exclusividad.
Un tercer factor fundamental para la consecución del brand equity es la identidad corporativa, que es la responsable de la personalidad y la imagen adheridas a la marca. El carácter de una marca está compuesto por aquel conjunto de valores de una empresa que la distinguen de otras.
Poseer una actitud fuerte con principios definidos y claros para los clientes va a contribuir a su fidelización y a la creación de ese vínculo estrecho que se pretende establecer con el valor de marca o brand equity. La imagen de una marca debe llevar el sello de la personalidad de la marca y ahondar en las tácticas de persuasión para alcanzar al mayor número de clientes posible.
La receta para alcanzar el valor de marca
El mercado está cada vez más caracterizado por poseer un alto componente en competitividad, por las nuevas marcas que van apareciendo a un ritmo frenético. Por eso es imprescindible que las marcas, como su propio nombre indica, marquen la diferencia.
Así, el brand equity se consagra como elemento esencial en toda hoja de ruta de las empresas que quieran crecer, fidelizando a los clientes antiguos y atrayendo a nuevos. Y esto solo será posible acertando a la hora de llevar a cabo estrategias provechosas en activos de marca, rebranding e identidad corporativa.