La estrategia imagen de marca representa uno de los pilares fundamentales en el posicionamiento de cualquier empresa. La primera impresión es la que cuenta. Por ello, conseguir impactar a nuestros futuros clientes con una imagen que a simple vista, llame su atención y sea capaz de adentrarse en su subconsciente, será nuestro objetivo.
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La imagen, dentro de una estrategia de branding corporativo, está compuesta por varios elementos diferenciados. Forma parte de un todo, un conjunto perfectamente estudiado de letras, formas y colores.
De modo que cuando un consumidor vea los elementos, pueda identificarlos rápidamente con nuestra marca y valores.
El branding y la estrategia imagen de marca
El branding de una marca equivaldría a la personalidad de una persona. Pero como acostumbra a pasar, muchas veces no llegamos a profundizar en ella y nos quedamos sólo con la primera impresión.
Es por ello que una buena estrategia de imagen de marca nos diferenciará de la competencia creando un vínculo emocional con el consumidor. Y el componente psicológico de los elementos visuales de la imagen serán los encargados de transmitir, a primera vista, los valores de nuestra empresa.
Es decir, proyectar nuestra personalidad a primera vista. De modo que una imagen visual de una marca, sin una estrategia detrás, llegará al consumidor vacía de significado.
Cómo se crea la personalidad de marca
Una marca con personalidad propia siempre vende más. Y no sólo eso, sino que es capaz de llegar al consumidor sin necesidad de mostrarle ni siquiera su nombre. Se trata de una percepción, que además, puede ir ligada a su posición en el mercado (ver los pasos de una estrategia de posicionamiento).
Asociar la imagen a unos valores determinados nos permite empatizar con los clientes y fidelizarlos. El branding corporativo nos aporta las herramientas necesarias para saber cómo debe ser nuestra personalidad, en todo momento. Ya sea en el envío de un mail, en un flyer o en el diseño de una web (ver cómo diseñar una web corporativa).
La arquitectura es fundamental, ya que en la coherencia del conjunto se esconde la clave del éxito. Relacionar conceptos y símbolos con una marca nos ayudará a construir experiencias. Experiencias que definirán el valor único y diferencial de nuestra compañía.
El logo de la manzana no es sólo una manzana. Igual que Harley Davidson no es sólo una moto. De modo que si conseguimos enlazar esta idea transcendental en una simple imagen, nos ganaremos la lealtad del consumidor.
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