Coca-Cola, Nutella … y ahora también Chocolate Kinder. Personalizar las marcas asignando nombres propios a los envases es un juego ilusionante que parece estar funcionando mejor que bien. Y es que los beneficios son múltiples y redondos en todos los sentidos, y los motivos para hacerlo muy diversos:
- Gracias al juego de nombrar, la interacción – tanto hacia las marcas como entre los mismos consumidores – se incrementa sustancialmente, muy en especial la participación, como lo demuestran los datos conseguidos en la red (registros, CRM, etc.)
- Las marcas refuerzan así la conducta de compra, fomentando el consumo y el ciclo de prueba, además mantener la fidelización e impulsar la entrada de nuevos consumidores, o – de nuevo – de los ocasionales y/o temporales.
- Se aumenta la conexión y el voltaje emocional con las marcas, así como la participación entre todos por el hecho de compartir vivencias, sorpresas e ilusiones, algo muy necesario en el momento actual y con una alto grado de viralización en la red. Y es que poder pintar una sonrisa hoy… “mola”.
- Con los nombres, la experiencia de la marca tanto a través de la Web y redes sociales como de los envases (producto), antes, durante y después de la compra, crece de forma significativa, favoreciendo actitudes, creencias y conductas de compra favorables.
- Fruto de la participación y de las informaciones obtenidas por las marcas, se facilita el contacto futuro y una gestión de contenidos segmentada.
En definitiva, además de construir marca, fomentar las relaciones con los consumidores e impulsar actitudes de compra más favorables, con la personalización se obtiene información sobre los consumidores, se aceleran los tiempos de consumo y la rotación. ¿Quién da más desde el punto de vista del Branding y el Marketing digital? Algo tan simple, tan directo, tan personal como hacer un guiño. Con un simple nombre, convertir por un momento al consumidor en un reconocido rey.
Y es que, en definitiva, nuestra vida esta hecha de esos pequeños momentos especiales. Y si un envase puede hacernos vivir ese momento único… ¿Por qué no hacerlo?