La enorme competencia que existe en el mercado actual hace que las marcas deban reinventarse en su forma de presentarse ante el gran público. Las estrategias de branding corporativo, a diferencia de años atrás, ya no solo buscan crear una identidad mediante la satisfacción material de los usuarios. Ahora se pretende alcanzar la realización emocional de los consumidores. Pero, ¿cómo conseguirlo? Para ello, existen una serie de estrategias vinculadas con el marketing emocional. La idea principal es crear una experiencia de marca de 360º, en la que desde el naming, a los colores escogidos o incluso el trato personal de la marca con los usuarios sea único y personalizado. Este nuevo concepto de branding emocional busca reposicionar el concepto de marca en el imaginario de los usuarios, y transmitirles automáticamente una serie de valores emocionales relacionados con sus productos o servicios. Un buen ejemplo de ello es Coca-Cola, que apela al sentimiento de felicidad y lo vincula fuertemente con el acto de beber el refresco.
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Los 10 principios del branding emocional
Las emociones son sentimientos difíciles de despertar, sobre todo en los consumidores. No es imposible, pero desde luego una marca no puede pretender despertar emociones positivas entre el público sin haber construido previamente una buena estrategia de branding corporativo. Resulta obvio asegurar que el naming tiene una importancia capital a la hora posicionarse en la mente de los usuarios, así como otros aspectos vinculados al verbal branding y por supuesto, a la identidad visual de una marca. Por eso, sin una buena columna vertebral en lo que a branding corporativo se refiere, ¡mejor que nos olvidemos de emocionar a nadie!
- Ya es hora de tratar a los consumidores como personas: los clientes son algo más que consumidores. Se trata de personas que viven y que experimentan sensaciones al interactuar con nuestra marca, ya sea desde el momento en el que escuchan por primera vez el naming de la misma o se ponen en contacto con cualquier empleado para hacerles llegar una consulta. ¡Es hora de cambiar ese concepto!
- Del producto a la experiencia: que una marca tenga la capacidad de emocionar significa que es capaz de permanecer en la memoria de las personas, que relacionan con algo positivo el nombre de una determinada marca. No solo se trata de cubrir una determinada necesidad, se trata de ser capaz de diferenciarse por algo más que por la efectividad de cubrir la misma.
- De la honestidad a la confianza: la incredulidad hacia las marcas es un factor importante por el que las marcas han querido establecer nuevas estrategias de acercamiento hacia las personas. El cambio de messaging, por ejemplo, resulta crucial. Y es que asociar un sentimiento de confianza al naming y a la imagen de una empresa resulta crucial para asegurar una buena experiencia.
- Llegar a ser el preferido: la gran competencia presente en el mercado hace que el factor “calidad” se presuponga. Pero aportar un valor agregado al producto o servicio ofrecido marcará la diferencia entre el éxito y el fracaso. ¡Diferénciate aportando un servicio exquisito o un packaging espectacular!
- Pasar de la notoriedad a la aspiración: la máxima “no importa que hablen mal de ti, mientras hablen” no sirve dentro del branding corporativo. Que el naming de una marca esté en boca de todos por algún motivo desastroso, no es positivo. Así que debemos aspirar a crear sensaciones exitosas entre los consumidores de una marca.
- Conseguir tener personalidad, más que identidad: una de las máximas del branding corporativo es alcanzar una identidad de marca. Pero el objetivo es construir una personalidad distintiva y carismática de la misma. Conseguirlo genera una respuesta emocional casi inmediata.
- De la función al sentimiento: las cualidades superficiales que pueda poseer un determinado producto no lo hacen diferenciarse de los demás que puedan existir en el mercado. En cambio, si las funcionalidades de un determinado producto están pensadas para conmover a los sentidos de las personas, el éxito está asegurado.
- Estar presente emocionalmente: saturar espacios publicitarios con anuncios masivos no necesariamente es una estrategia adecuada. Lo más importante es crear una conexión real y duradera con los usuarios. El caso de Zara, por ejemplo, es uno de ellos. Sin hacer publicidad está muy presente en el imaginario de muchas personas en todo el mundo.
- Pasar de la comunicación al diálogo: en el pasado las marcas se centraban únicamente en decir aquello que iban a vender, sin prestar atención a la opinión de los consumidores finales. En la actualidad, el branding emocional aboga por establecer un diálogo con las personas que reporte beneficios a ambas partes.
- Del servicio al reconocimiento: la venta está considerada como servicio. Pero el reconocimiento es llevar ese proceso a una escala superior. El trato personalizado y exclusivo a cada cliente genera ese sentimiento.
En definitiva, el branding corporativo actual está cada vez más vinculado con las emociones. Aunque sin un naming original y creativo, o sin una identidad visual y verbal bien definida, las emociones no tienen cabida. Por eso, es mejor ponerse en manos de profesionales para alcanzar el éxito.