En un mercado tan saturado de productos como el actual, y con precios tan similares, es necesario que todas las empresas tengan bien definida su identidad corporativa para ser escogidos por los consumidores. Se trata, por tanto, de generar asociaciones del producto y la marca en la mente del consumidor con el objetivo de hacer que se identifique con ello y compre el producto.
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Una de las principales herramientas con las que las empresas pueden potenciar su identidad corporativa y aumentar las vendas es el packaging. El embalaje de un producto tiene una fuerza muy poderosa para atraer al consumidor e influir en su decisión final de compra. Es por ello, que todo empresario debe prestar mucha atención al packaging de sus productos e incorporar elementos que llamen la atención en el subconsciente del consumidor.
Un packaging vale más que mil palabras
Para diseñar el envoltorio de un producto, hemos de saber reconocer aquellos elementos de diseño específicos que llamarán la atención del consumidor y determinarán su decisión de compra.
Lo primero que debe transmitir el packaging de un producto son los principios y valores de la compañía. ¿Se imaginan una empresa con una responsabilidad social enfocada al cuidado del medio ambiente ofreciendo un packaging fabricado con material contaminante? Si esto sucediera, seguramente la compañía perdería toda la credibilidad del consumidor. Por este motivo, es necesario que el packaging represente a la marca, y no hay mejor forma de hacerlo que representando el storytelling de la compañía.
Otro aspecto que hay que destacar en el diseño del packaging es el color, el cual tienen un alto poder para llamar la atención del consumidor. Gracias a su uso, se pueden provocar sensaciones, resaltar valores y crear un vínculo de reconocimiento. Y es que, ¿quién de vosotros no reconoce el color rojo de Coca-Cola?
El tamaño y la forma del empaque también son dos de los elementos a tener en cuenta para diseñar un packaging atractivo. Para escoger el formato más adecuado y práctico es importante tener presente la naturaleza del producto. Además, tiene que ser diseñado para satisfacer la comodidad y el uso del consumidor. Por este motivo, es importante conocer nuestro target objetivo para adaptar el packaging a sus necesidades y gustos.
Lo que está claro es que, de una forma más o menos significativa, el packaging influye decisivamente en la diferenciación de nuestro producto y en la decisión de compra del consumidor. Por ello, es necesario invertir tiempo y dedicación para encontrar el envase ideal para el producto.